Las tres Reinas Magas

«Y aunque los evangelios nunca lo recogieron, también llegaron mujeres sabias desde los cuatro rincones del planeta.
El fuego ardía en su seno mucho antes de ver la estrella en el cielo. Caminaban en la oscuridad guiadas por la luz que hace resplandecer a las personas sin igual .

Llegaron mujeres sabias,
libremente y por propia voluntad,
sin ocultarse, sin anunciarse y desafiando las costumbres,
sin pedir permiso a ningún rey, siguiendo sus intuiciones y sus sueños, su anhelo y el ritmo de su corazón, cantando canciones de esperanza y abriendo camino a la dignidad.

Llegaron en silencio, de puntillas,
sin ruido, sin parafernalia,
sin provocar altercados ni miedos,
Mirando francamente a los ojos y repartiendo sonrisas a todos los peregrinos.

Llegaron de forma contracultural, no les quedaba otro remedio .

Screenshot_20190107-192735_1546885819761.jpgLlegaron y trajeron regalos útiles:
agua que limpia, fuego que ilumina, pan amasado con sus manos y leche de sus pechos.

Llegaron con mantas para envolver, frutos secos para compartir, aceites para curar y nanas tiernas en sus gargantas para arrullar y dormir al que iba a nacer.
Ayudaron a María a dar a luz,
y cuando gemía con los dolores de parto le susurraban las bendiciones de su pueblo y le recordaban la importancia de su función creadora de vida.

Llegaron mujeres sabias y alzaron su voz, sus brazos, su sabiduría, su cuerpo, su espíritu contra la matanza de inocentes.

Y cuando terminaron su tarea se marcharon por otro camino,
igual que lo hacen siempre,
en silencio,
sin prestar atención a los cantos triunfales,
protegiendo a los hijos más débiles.
Regresaron a su tierra, continuaron con sus vidas, cuidaros de sus hogares, pero vuelven una y otra vez en esta época para alimentar el espíritu que mantiene unidas las familias.
Siempre las encuentras en los momentos importantes, cargadas de dones, risas, besos de vida, canciones y paciencia.
Danos ojos para verlas ahora,
antes de que se marchen por otro camino, y sólo sean sombra para nosotros.
Déjanos sentir el aroma de su presencia, la sonrisa de su rostro, la leche de sus senos, el calor de su espíritu y de su regazo y toda la ternura de sus corazones vivos.
Déjanos abrazarlas para no olvidarlas.
Siempre llegan mujeres sabias, oportuna y solícitamente, a Belén y al reverso de la historia,
y son los mejores reyes magos de las crónicas evangélicas no escritas”